Realmente no hay que abusar de los estímulos aversivos en lo que se refiere a la modificación de conducta. La cuestión que planteas es muy general y se trata de individualizar para que el trabajo corrector sea efectivo. Está comprobado por psicólogos, pedagogos y educadores que el reforzamiento positivo sumado a otras técnicas es mucho más eficaz. No hay que limitarse a la sanción. Ánimo para tu amiga!
Estoy muy de acuerdo con este comentario.
Soy tutora en un Bachillerato, donde hay algunos alumnos que distorsionan el grupo. Bien por estar mal orientados académicamente, por inmadurez o propias crisis de esas edades, y por supuesto, otros por falta de límites establecidos. Está claro que no podemos suplir la labor educadora de las familias, pero nuestra aportación conjunta también es importante.
Yo suelo trabajar bastante el refuerzo positivo, lo que no exime de establecer unas pautas de conducta y de comportamiento, en el aula y en el centro, de respeto y convivencia adecuados, y de ser rigurosa y firme, sin perder por ello el trato correcto. También aprovecho las horas de atención educativa como una tutoría personalizada para aproximarme a la problemática del alumno concreto, que en muchos casos presentan circunstancias poco agradables en su entorno, familia, carencias de diversos tipos...y dirigir al departamento de orientación bien al alumno/a o efectuar las consultas necesarias para disponer de recursos que se puedan utilizar para ayudarle...
Las medidas sancionadoras repetitivas terminan por ser ineficaces, puesto que no aportan finalmente nada constructivo y deben ser adoptadas cuando hay acciones verdaderamente graves, asi consideradas en el ROF y que deben ser sancionadas según lo establecido (aula de convivencia, expulsión del centro con tarea a realizar...)
En clase distribuyo al alumnado mas problemático, de manera que o bien quede sentado solo próximo a mi, o bien con algun compañero o compañera que no suponga distracción y le ayude a estar centrad@.
Mantener la firmeza en las normas establecidas, manteniendo el control adecuado y no permitiendo que sus comportamientos en el aula alteren el ritmo normal de la clase. Poco a poco, aunque cueste un esfuerzo inicial, se va logrando consolidar una convivencia positiva y el trabajo se desarrolla en unas condiciones mas favorables.
Cierto es que cuanta más empatía se logra (o se busca) con el grupo, mejor se pueden trabajar esos valores y reconducir conductas.
Con independencia de ese trabajo personal en aula, la atención a padres la hago en la hora correspondiente de tutoría. Sin omitir la realidad del comportamiento negativo de su hijo/a , siempre procuro establecer alguna salida viable, y trabajar u orientar hacia los aspectos positivos. Por experiencia, muchos alumnos inicialmente "difíciles" cuando han estado reforzados en su buen comportamiento y bien orientados, han encontrado su lugar, ya sea estudiando lo que realmente les resulta afin, o sintiéndose mas respaldados y alentados en su esfuerzo.
Cuando procede la expulsión desde Jefatura de Estudios, y me corresponde indicarlo a los padres, nuevamente explico los motivos que han llevado a adoptar la medida correctora, enfocándolo como un período de reflexión para corregir las conductas inadecuadas....es importante en ello que los padres se impliquen y entiendan la decisión y trabajen por tanto en la misma dirección. Lamentablemente observamos casos donde los padres hacen justo lo contrario, y es disculpar o reforzar la actuación negativa de sus hijos, y contra eso poco mas podemos hacer que intentar ofrecerles otro punto de vista o aconsejarle algun tipo de ayuda externa (mediadores familiares, terapeutas....)
Creo firmemente en las posibilidades de todas las personas. A veces lo que más se necesita es una mano o voz amiga....y mi experiencia en estos años ha sido gratificante en ese sentido, viendo los logros de mis alumn@s y su propio crecimiento personal.
Saludos (y perdón por el tocho post
que me dejo llevar por el entusiasmo y el positivismo
)