Entiendo tu enfado y frustración ahora mismo. Date tiempo y, cuando estés más tranquilo, reflexionas sobre todo lo que has y no has hecho.
Quizás debas personalizar y hacer más prácticos los temas, a lo mejor debes mejorar la letra y limpieza del examen, quizás tengas faltas de ortografía como comenta el compañero. Hay muchas razones por las que uno puede suspender. Es un proceso muy duro en el que muchos luchamos por muy pocas plazas y, de alguna forma, hay que hacer criba.
Pero no maldigas al Tribunal. Al fin y al cabo son compañeros tuyos que estaban haciendo su trabajo en el cole y de un día para otro se han visto envueltos en el marrón de tener que evaluar a compañeros y seleccionar a los que mejor hagan las pruebas (no al mejor maestro o maestra). No son monstruos, son compañeros que hacen esta labor lo mejor que pueden. Nadie en su sano juicio suspendería un examen de 10. Algún fallo habrá aunque ahora te cueste encontrarlo.
Todo ello te lo cuento después de sentir lo mismo en 2019. Salí contenta del examen, habiendo hecho un tema que precisamente me salió en un simulacro de la academia y donde saqué un 8. En el examen lo hice igual o mejor porque corregí los fallos que tuve en el simulacro. Cuando vi las notas y me encontré con un 2,7 en el tema, fue un palo enorme. Lloré y pataleé, pensaba lo mismo que tú. Cuando pasó el tiempo, me di cuenta de que mi temario era muy teórico, por ejemplo. Lo cambié (de hecho me he preparado yo sola) y este año las cosas han ido mejor (no para tirar cohetes tampoco
).
Así que, mucho ánimo. Seguro que tu vocación es más grande de lo que piensas. Agárrate fuerte a ella para que te impulse a seguir luchando por esta bendita profesión. ¡Vamos, compi!