Bueno, hace un tiempo me animó cierta moderadora

, a que escribiera unas reflexiones o contrareflexionse económicas sobre los consejos de cierto moderador economista

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No voy a escribir un relato sobre el camino glorioso de alguien, ya que al mismo tiempo otros que tomaron ese camino cayeron en el fango. Ni voy a recomendar lecturas ni vídeos sobre consejos milagros o caóticos, ya que pocos mensajes hay sin interés o sin una visión claramente sesgada.
Cualquier camino lleva a Roma, lo que implica que no todos tenemos que tomar el mismo camino ni utilizar el mismo medio de transporte. Además, no todos tenemos que ir a Roma, aunque al final, no precisamente a Roma, pero todos tendremos un mismo destino, aunque siempre queda la incertidumbre de cuándo y cómo.
Y aquí, comienza la primera reflexión: A menudo escuchamos esa expresión de: "no hay mal que por bien no venga". Y casi siempre, cuando nos lo dicen, pues a menudo no nos sienta muy bien, porque seguramente alguna puerta se ha cerrado.
Si analizamos bien ese refrán, está incompleto, ya que podemos ver que tiene cuatro ramas:
- La primera: No hay mal que por bien no venga otros.
Si miramos que dentro de unas semanas recordamos a nuestros seres queridos, pues al mismo tiempo hay un negocio montando en base al mal de otros.
Cuando somos interinos, aunque no deseamos el mal ajeno, nos beneficiamos de las bajas de otros.
Si un país pierde turismo por situación bélica o una catástrofe, pues otros países lo suelen ganar.
Si unas personas van mal económicamente, pues casi siempre hay quien se beneficia de esa situación. Como por ejemplo, algunos que compran a buen precio lo que las familias venden para obtener liquidez.
Ahora, el mecánico se beneficia que los coches se averíen. El médico privado que la gente acuda por su salud. El abogado porque surjan conflictos,...
He aquí una oportunidad de negocio, piensa en gente que le vaya mal y necesiten algo, y tendrás una vía para obtener beneficios o encontrar un trabajo.
Por eso, muchos mensajes de caos o alarmistas, pues traerán el mal para unos, pero al mismo tiempo el bien a otros.
- La segunda: No hay mal que por mal no le venga a otros.
Otra visión, cuando una persona se queda en paro, por ejemplo, pues no solamente afecta a esa persona, sino que afecta a su familia y a su entorno. Si quiebra una fábrica, pues más personas se quedan afectadas y por efecto dominó se afecta a más personas.
Ojo, muchas veces no se hacen unos gastos en solidaridad de ciertas personas o de ciertos vecinos, pero al mismo tiempo fomentamos el mal ajeno. Es frecuente que ante un accidente se suspendan la fiestas, pero no hay que obviar que estás cargando la fuente de ingresos de las personas que viven de ese negocio.
- La tercera: No hay bien, que por bien no venga otros. Al contrario que lo anterior, el bien particular, pues suele beneficiar a las personas de nuestro entorno. Si en el pueblo se instala una nueva fábrica, pues trabajo y prosperidad para el pueblo. Si acuden turistas por cualquier motivo, pues más beneficio para los habitantes del pueblo.
A menudo, nos quejamos de cosas particulares y no pensamos que ciertas cosas benefician a unos vecinos y que por efecto dominó, benefician depués a más gente. Es como los eventos deportivos que muchos critican por las molestias o por el supuesto despilfarro del estado, y no valoramos las personas que viven de eso de forma indirecta (hostelería, construcción, medios de transporte,...) y el trabajo que genera.
Y la última: No hay mal que por bien no venga a uno mismo.
Es una frase cruel a menudo, porque cuando el mal es pequeño, se relativiza pronto en comparación a otros males de otros, pero cuando el mal es más grande, es difícil de obviarlo o minimizarlo. No obstante, mientras haya vida, esta sigue y lamentarse sirve de poco, así que hay levantarse (en la medida que uno pueda) y seguir ilusionado por un nuevo amanecer. Es decir, valorar lo que se tiene y el mañana está todavía por escribir.
Por eso, en esta vida la economía es algo secundario, que si bien evita muchos problemas y cubre necesidades primarias, pues es más práctico ser feliz valorando lo que uno tiene que infeliz por la marcha de la economía. Aunque, allá cada uno el camino que tome para ir a Roma.