Hola, compañeras y compañeros:
Hace unos días estuve presente en una clase de una conocida academia privada donde trabaja una amiga. El curso que viene me va a tocar dar inglés en infantil, y aunque he asistido a algunos cursos del cep en el pasado, no les he sacado ningún provecho. Por eso, cuando mi amiga me ofreció asistir a una clase de su academia de alumnado de infantil, acepté encantada.
La clase fue perfecta, todo el rato en inglés. Pero hay un gran pero: sólo había seis niños. En la escuela tenemos más de 25.
Yo nunca he dado inglés en infantil, pero sí en primaria. Las rutinas que mi amiga hacía con los niños de infantil son prácticamente las mismas que hago yo en primero y segundo de primaria, también en inglés, claro. Pero pienso que, al ser tantos niños, no todos escuchan igual, y la clase no se aprovecha, además de que, al final es inevitable usar el español para alguna cosa.
Mi amiga es defensora de los colegios privados, yo no. Yo defiendo la escuela pública y mi pensamiento no ha cambiado tras asistir a esa clase. Pero sí que pienso que, si nuestras ratios fueran las mismas que en las academias, los niños saldrían con un nivel similar.
Me sentí impotente y cierto sentimiento de inferioridad, aunque la titulación de mi amiga y la mía son la misma. Ambas hablamos el idioma perfectamente. Pero ella puede dar la clase bien y yo no. De modo que, para muchas familias, yo no soy buena maestra y mi amiga sí, pues sus alumnos salen con buen nivel y los míos pues no tanto. He puesto de ejemplo a mi amiga y a mí, pero podríamos ser cualquiera.
Por eso es tan importante luchar por la bajada de ratios. Que no nos quiten aulas o maestros, al contrario, y más ahora con el coronavirus.