Bueno en mi opinión, es cierto que los docentes tenemos que motivar a los alumnos.... pero claro eso es muy fácil decirlo cuando no somos magos, los contenidos hay que darlos, y no siempre se pueden hacer juegos, ver pelis, ni somos los reyes del dinamismo... todos dias no se pueden hacer maravillas.
La madre en cuestión achaca el problema al docente, pero ahí queda la cosa... la cuestión es que los padres nunca saben, que ellos también tienen que motivar a su hijo. Si los padres no motivan en casa para que se haga caso al profe, se terminen los deberes, se empiece a inculcar la disciplina, horarios, responsabilidad, etc etc, poco podemos hacer los profes en el aula. Los padres han de empezar también motivando y apoyando al docente, si hay dispersión, no se llega a nada. Lo que pasa es que los padres siempre se piensan que el cole es una guarderia y los docentes somos los payasos que hemos de alegrar el dia y motivar constantemente a sus hijos para que aprendan. ¿ acaso le puedo yo decir a una funcionaria de la administración o a un fontanero ,farmaceutico, etc, que como no me motiva, no estoy agusto con ellos cuando voy a pedir un formulario a la administración?
En fin, que si ves a esa madre otra vez, le explicas que para que el niño vaya motivado a clase, ha de empezar por la motivación en casa con los padres. Si los padres ven al colegio como una guarderia donde aparcar a su hijo.... ambos no conseguireis nada.
Creo que ése no es el camino. Echarse la culpa unos a otros no lleva a nada. Simplemente hay chicos que trabajan más rápido que otros, para lo cual hay que tener previsto tareas extra para ellos, y otros que tienen un ritmo de trabajo más lento, o que realmente no están motivados. Para evitar estos casos lo mejor es empezar cada nuevo tema en clase con alguna actividad que sea realmente motivadora para todos, porque ésa es nuestra principal misión: motivar a los alumnos para que sean ellos mismos los que lleguen al conocimiento. Verter sobre ellos una serie de conceptos y contenidos no servirá de nada si ellos no están listos para aprender.
También hay que tener en cuenta que algunos chicos no comienzan la tarea justamente porque no han comprendido qué tienen que hacer, y muchos de ellos nunca lo admitirán delante del profesor. Hay que acercarse a ellos y darles las claves para que comiencen con la tarea que tienen que realizar, y una vez que estén inmersos en la tarea, irle dando empujoncitos para que vean que SÍ son capaces de hacerla, porque el problema en la mayoría de los casos es que el chico en cuestión no comienza la tarea porque está convencido de que no es capaz de realizarla (bajo autoconcepto, más común de lo que pensamos).
Es difícil, pues sí, la gran mayoría de los alumnos se pueden llevar colectivamente con buen resultado, pero siempre habrá otros que necesiten un esfuerzo extra del profesor. Y esa es nuestra tarea: porque ser tutor de un niño-10 es muy fácil, pero donde se demuestra la valía de un buen profesor es con los alumnos difíciles.
Ánimo, Opositor, tómatelo como un reto y lo disfrutarás.
Justificarlos tampoco es la solución. Según el nivel, tienes una hora con casi treinta alumnos para impartir una asignatura y hacer maravillas con todos ellos. El tiempo no se para y el temario se avanza cada día.
Hay niños que trabajan muy bien si te sientas a su lado y estás un cuarto de hora con ellos, pero mientras, ¿quién está con el resto?
Es muy importante motivarlos, pero tienen que ser autónomos. Hay muchas cosas que saben hacer, pero se resisten hacerlas. Es lógico que si no saben sumar o non se saben las tablas, difícilmente pueden hacer multiplicaciones. Ahora, si sabe sumar y que no se moleste en hacer las sumas, ya no se trata de un saber hacer, es que no quiere hacer las cosas.
Que le diga la familia que le regala la playstation 5 si saca todo sobresaliente, verás como el niño cambia de actitud.
Entonces, el problema es más grave de lo que parece en estos casos. Esa madre se pasará todos los años pensando que siempre la culpa es del docente de turno. Cada año esperará con ilusión a ver si tiene suerte y el año que viene tiene otro docente que encuentre la fórmula mágica para solucionar el problema de su hijo. Sin obviar que cada curso sube el nivel y el desfase escolar cada vez se hace más grande. Pasarán los años y el niño se va al instituto. Una vez allí sin tener una buena base, pues en pocos años se encuentra muy pérdido. Así, ahí podemos tener un posible ni, si además no le gusta trabajar, ya tendremos el otro ni.
Y conozco así unos pocos que han acabado así entre familiares y amistades. Sus famiilas todos los años criticando la mala suerte que tenían con los docentes de sus hijos, que si le tenían manía, que le mandaba mucha tarea, que si los exámenes muy difíciles, y ahí con veintantos y largos, son todo ejemplos de ni al cuadrado, ya que encima se junta que no hay trabajo y que tampoco le gusta cualquier trabajo.
En uno de los casos le di clases particullares a la edad de 7 años por ser famliar de forma gratuita en verano, cuando todavía estaba por la facultad. El primer día vino, el segundo también, al tercero convenció a su familia que ya no hacía más, que se comprometía a estudiar en casa y que no la mandara más a clases particulares. La familia picó y así le fue. Eso sí, siempre la culpa de los docentes que siempre le tenían manía año tras año.