Si hay tres preguntas que los inversores se hacen cada día esas son ¿por qué se ha resistido España a pedir un rescate?, ¿por qué no actúa Europa con decisión sobre el problema español? y ¿por qué nadie conoce la cantidad real del agujero bancario, si bien el FMI ha cifrado las necesidades de capitalización de la banca en 40.000 millones? Intentaré dar unas ideas que puedan ayudar a responderlas.
Mientras tanto, los malvados ‘hedge funds’, esos que se supone que “atacan” a los mercados con sus cortos, las mal llamadas posiciones “bajistas” –termino erróneo donde los haya-, perdieron un 2,9% en mayo. La media de exposición alcista al mercado fue del 35% -es decir, un 35% más de dólares invertidos en posiciones alcistas que en posiciones bajistas. Todos esperando un rescate europeo… y sufriendo. Porque todos seguimos pensando que el dinero esta ahí para hacer bazookas de estimulo monetario, pero…
¿Por qué no actúa Europa con decisión sobre el problema español?
Fundamentalmente, porque los inversores no europeos en bonos –fondos soberanos, bancos centrales- no tienen más capacidad de añadir riesgo europeo, porque Europa no puede endeudarse mucho más y porque las soluciones propuestas no son más que esconder deuda con más deuda. Patada hacia adelante.
La semana nos ha deparado interesantes sorpresas añadidas al ya mencionado informe del FMI, que califica de "sólido" al núcleo del sistema financiero español, si bien advierte de las vulnerabilidades persistentes en el sistema. Así las cosas:
. El Presidente del fondo soberano chino, China Investment Corporation, Lou Jiwel, dijo que no comprará más deuda soberana europea hasta que la UE tome decisiones radicales. Me quedo con su frase “el riesgo es demasiado alto y la rentabilidad demasiado baja”. Pero la frase, similar a la de Rusia, también responde a la pregunta de tantos lectores “¿es que ahora de repente no hay dinero para España?”. Efectivamente, las disponibilidades de liquidez tras décadas de endeudamiento son bajas.
. En Reino Unido, me dicen que no van a aceptar un rescate de la banca española con fondos europeos, ya que requeriría un cambio del Tratado de Bruselas. ¿Por qué? Porque Reino Unido se gastó un 31% de su PIB rescatando sus bancos por su cuenta y porque es el segundo contribuyente neto -tras Alemania- de fondos a la UE (12.000 millones de euros), y un rescate supondría casi duplicar esa cifra, tras aumentarla ya un 74% en 2010. Holanda también ha alertado sobre la necesidad de revisar –y aprobar- el Tratado de la UE. Ojo a los vetos, que son muy probables.
. La capacidad de endeudamiento del Fondo de Estabilización Europeo (EFSF) está cada día más cuestionada. Comentan las mesas de bonos que sus clientes ya no lo consideran como inversión, dado el riesgo sistémico. Tanto, que ni lo incluyen en los índices de bonos a seguir (‘benchmark’), según Daily Telegraph.
Por ello, añadido a las dificultades que comentábamos en esta columna los dos últimos fines de semana sobre el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, la única alternativa real parece el Mecanismo de Estabilización Europeo (ESM), pero -ay, que difícil- dicho fondo no estará operativo hasta julio, y los fondos son también limitados. No contará con los supuestos 500.000 millones de euros que la prensa menciona hasta 2014. Su capital es menos de 16.000 millones de euros, lo que hace que su máxima capacidad de endeudamiento sea de 107.000 millones de euros hasta octubre de 2012.
Incluso si el ESM se endeuda hasta las orejas, no cubre ni un tercio de los posibles riesgos de Grecia, España e Italia. Eso si ignoramos el pequeño detalle de que todo esto es solucionar deuda con más deuda y sin acceso significativo a inversores no europeos. O sea, que los países endeudados de Europa se auto prestarán el dinero en una especie de esquema circular.
¿Por qué se ha resistido España a pedir un rescate?
La pregunta del millón. Bueno, de al menos 40.000 millones de euros.
Primero, y eso es obvio, para evitar la palabra “rescate”, con las enormes implicaciones políticas negativas que conlleva, y para forzar una solución combinada privada/europea. Pero no solo por eso. España sabe que la consecuencia de un rescate es una intervención en toda regla, la famosa idea de “los hombres de negro”. A mí, personalmente, ese temor a los tecnócratas me recuerda a épocas pasadas. Al fin y al cabo, Italia y la propia historia de España nos demuestran que en muchos casos los tecnócratas son mucho más efectivos.
Segundo, porque, aunque parezca mentira, España no puede ser “rescatada” a la griega porque es la cuarta economía de la UE y pondría en entredicho todo el engranaje de Europa. Además, porque debe y puede solucionar sus problemas sola, como hemos apuntado una y otra vez, que para ello tiene enormes bancos y entidades cotizadas con presencia global (el propio FMI señala en su informe que "en el escenario desfavorable, los bancos más grandes estarían suficientemente capitalizados como para resistir nuevos deterioros"). Pero, sobre todo, la disponibilidad de crédito tanto a nivel europeo como nacional para acceder el bolsillo del sufrido inversor de bonos es mucho más baja de lo que creemos. Por eso, la solución de una línea de crédito que busca el Gobierno es mucho más interesante. ‘Too big to fail, too large for bail-out’ (demasiado grande para caer, demasiado gordo para salvarlo).
No debemos olvidar que el país se encuentra también ante la necesidad de calibrar con mucho cuidado la magnitud de la ayuda a percibir, porque –se contabilice o no como tal- el mercado inmediatamente asumirá que la deuda del Estado, y por lo tanto su déficit futuro, se dispararían.
Lo que estamos viendo es una negociación para asegurar un compromiso que sea lo más adecuado para España sabiendo que junto a nuestro país pueden caer otros más grandes. Imagínense por un momento que la negociación es una partida de “póker”. El riesgo de esa negociación sería no contar con las cartas ni los fondos para una partida europea en la que nuestros ases son el hecho de que somos demasiado grandes para caer y que estamos haciendo reformas, pero enfrente tenemos a jugadores dispuestos a mantenerse en la mesa y soportar el impacto durante más tiempo que nosotros, porque tienen más fichas.
¿Por qué nadie conoce la cantidad real del agujero bancario?
Las cifras son tan relevantes que el ciudadano medio se debe llevar las manos a la cabeza. Pero el ciudadano debe entender que es el resultado de muchos años de esconder el problema. Un problema de capitalización, no de liquidez, por eso no veo riesgos de corralito. Tras los 23.000 millones de euros de Bankia y la posible necesidad de 9.000 millones de Novagalicia y Catalunya Caixa –nada que ver con LaCaixa, ojo-, las cifras rondaban entre 40.000 y 100.000 millones y ahora, tras las estimaciones del FMI, se sitúan en la parte baja de la horquilla, lo necesario para cumplir con el calendario de transición de Basilea III. Total, ¿qué son 40.000 millones más o menos entre ricos?
El primer problema es que sorprende el bajo nivel de provisiones –reconocimiento de pérdidas- hecho hasta ahora. Menos de un 20% de los activos tóxicos (que afortunadamente se incrementará hasta un 32% tras la legislación aprobada recientemente) y menos de un 1,4% del resto de préstamos, es decir de los “no inmobiliarios” y que ascienden a la nada despreciable cantidad de casi 1 billón (trillón USA) de euros. Al mercado le cuesta creerse la famosa frase de que la banca ha hecho provisiones en exceso con la enorme cantidad de empresas cerradas y desempleados. Al ministro De Guindos también, y por ello creo que se llevará a cabo una limpieza mucho más exhaustiva.
Las razones por las que no es fácil cuantificar la magnitud del agujero son fundamentalmente las siguientes:
. Mi pueblo vale más que Detroit. La imposibilidad de certificar valoraciones reales en los préstamos al suelo y vivienda. Cuando no existen transacciones significativas desde 2008, ¿cómo se valora un préstamo por suelo en Valdebernardo (nombre elegido al azar)? ¿O esas ciudades fantasmas? Lo mismo ocurre con las viviendas construidas en áreas sin movimiento de ventas. La falta de transparencia y de transacciones reales convierten este debate en un “porque lo digo yo”, que es lo que llevó a Bankia –conglomerado de cajas- al desastre, entre otras cosas.
. Prestamos zozobra: el que se concede pero no se cobra. La enorme complejidad de la tela de araña de préstamos de cajas a empresas que se consideran “sin riesgo” pero que son préstamos “salvavidas” para evitar su quiebra a pesar de ser entidades zombi. Me refiero a enormes préstamos a compañías regionales, estatales, promotoras y concesionarias que están técnicamente en quiebra pero que se mantienen “vivas” artificialmente.
. El precio es el precio. La enorme cantidad de inmuebles que no se venden porque el dueño dice que “el precio es el precio” aunque no haya demanda. Pero se le extienden créditos para que no le deje las llaves al banco, enladrillando a la entidad financiera aun más. Muchos de esos préstamos se mantienen valorados a un 80% del “precio”. Pero ¿qué precio cuando los salarios –renta compradora- caen?
. Un poco pa ti, un poco pa mí. Los intereses cruzados entre cajas, empresas endeudadas y regiones. Una de las razones por las que se ha hecho necesaria la contratación de auditores independientes es que entre todos los actores involucrados se da una red de intereses que hace a veces imposible aflorar pérdidas reales. Por ejemplo, si una comunidad ha pedido un préstamo de 300 millones a una caja para una ciudad del circo, y la empresa constructora no ha cobrado, por lo que se endeuda también, y el banco que se ha visto forzado a comprar la caja tiene los dos préstamos, ¿no existe un interés entre los tres –caja, constructora y comunidad- de decir que el proyecto sigue valiendo esos 300 millones?
Es por ello, que es esencial que los auditores independientes pongan encima de la mesa una cifra realista de activos tóxicos, que España solicite ayuda que cubra con creces ese riesgo, sea de 40.000 millones o más, que los bancos sean responsables y limpien el balance muy por encima de lo requerido. Y así, todos salimos solos, sin “hombres de negro”, con responsabilidad, del agujero creado por el “somos los mejores bueno y qué”, “España no tiene ‘subprime’”, “el precio es el precio” y el “ya subirá”. A los ingleses o los irlandeses les costó un 30-40% del PIB. Nosotros tendremos que hacer ese esfuerzo y así saldremos. Con realismo, no con promesas y plegarias.