Ya, pero con menos fondos, deben recortar de algún lado.
Pues que empiecen por aquí:
1. Reducir drásticamente el número de asesores, coordinadores y adscritos a tareas administrativas, que sustraen una ingente cantidad de recursos humanos y económicos de las tareas que realmente nos corresponden, sin aportar nada tangible a cambio.
2. Reducir el amplio catálogo de planes, programas y proyectos que sólo tienen como objetivo crear una aristocracia de profesores adeptos al poder y camuflar los desastres del sistema.
3. Eliminar la AGAEVE, una máquina costosa dirigida exclusivamente a falsear las estadísticas; así como las empresas y agencias públicas (Ente Público de Infraestructuras y Servicios Educativos...) creadas para usurpar funciones a quien debe hacerlas, que es el personal funcionario de la Consejería de Educación.
4. Eliminar los Centros de Profesorado, dejando a lo más un único centro de formación a distancia; volver a destinar a la docencia los recursos humanos inmovilizados en los CEPs y restaurar la equidad en el reconocimiento de méritos de los concursos de traslado, actualmente convertidos en un chantaje para mantener el negocio formativo de CEPs, sindicatos y otras asociaciones afines.
5. Acabar con la absurda política de reparto gratuito de ordenadores y vincular la gratuidad de los libros de texto a la renta del alumno.
6. Orientar las becas y ayudas al alumno que lo necesite y se esfuerce por obtenerlas, que frecuentemente se ve relegado por criterios demagógicos cuyo único objetivo es cocinar estadísticas y mantener una nutrida clientela.
7. Reducir las subvenciones a TODOS los sindicatos, patronales, asociaciones de alumnos o padres y toda la constelación de organizaciones satélites que son sostenidas con fondos públicos con el único objetivo de promover su lealtad al sistema. Toda asociación sana se nutre fundamentalmente de las cuotas de sus socios.
8. Dejar de gastar dinero en folletos, trípticos, cuadernos de pruebas SCALA y de diagnóstico, etc. etc. en papel satinado y a todo color, que nos llegan a montones en cajas y cajas a nuestros centros (al mismo tiempo que solo mandan veinte impresos de matrícula a fotocopiar por los conserjes, porque "no hay dinero para más").