El día que no tenga que rellenar más solicitudes
El día que no tenga que echar más papeles
El día que no tenga que pensar cuál será mi próximo destino
El día que use la maleta únicamente para viajar con mi familia
El día que no tenga que despertarme tres horas antes para llegar a mi puesto de trabajo
El día que deje de hacer tantísimos kilómetros jugándome la vida
El día que no me queje de las cervicales por tanta tensión acumulada
El día que deje de mirar el precio del gasóleo
El día que no esté continuamente cambiando de compañeros, alumnos y asignaturas
El día que no tenga que despedirme de mis compañeros hasta siempre
El día que pueda disfrutar a tope de mi vida familiar
El día que esté seguro de que seguiré viendo crecer a mi hijo día a día
El día que no piense que lo de menos es dar clases
El día que no tenga que demostrar a nadie de lo que estoy capacitado
El día que la sociedad reconozca nuestra labor
El día que piense en que el magisterio fue mi mejor elección
El día que sienta que la administración nos trata como personas y no como números
Ese día llegará. Quiero pensar que sí.
Y como yo, tantos docentes preocupados por vivir más tranquilos de una vez por todas.