Cansado de que me tomen el pelo. Un docente que se planta
A pocas horas de conocerse el último paquete de recortes a los funcionarios y, concretamente con algunas medidas específicas que afectan al sector docente que, sumadas a las que se han venido realizando este último año supondrán, a efectos prácticos, una rebaja de cerca del 20% de mi salario respecto al de hace un año me planteo la necesidad de plantarme. Sí, ¡me planto! Estoy harto de pagar esta crisis, a la cual ni he contribuido ni alentado para que se produjera. Estoy harto de que a los funcionarios se nos considere lo peor de la sociedad. Quiero seguir teniendo unos servicios públicos de calidad y, creo que mis impuestos merecen que así sean.
Hay cinco millones de parados pero… la culpa no es de los funcionarios. Y, aún mucho menos del colectivo docente. Un colectivo cansado, decepcionado y harto de medidas tomadas desde despachos que intentan mejorar la sociedad de este país. A nivel económico inmediato… ni se nos ve, ni se nos valora. Pero en un futuro no tan lejano, la preparación de las nuevas hornadas va a marcar la diferencia entre ser un país de un tipo u otro. El tercermundismo no es deseable ni ha de ser un objetivo de nuestro país.
Quizás empieza a ser hora que no sea el único en plantarme. Plantarse no es sólo realizar huelgas, ya que las mismas sólo benefician a la Administración por duplicado: ingresos extras con el descuento en nuestras nóminas y alumnos mal atendidos. Quizás existan otras soluciones y/o alternativas. Las busco, pero las que hallo no me acaban de convencer.
Se acabo trabajar gratis, montando materiales educativos, llevando a cabo proyectos colaborativos, realizando cursos de formación (másteres o tesis doctorales) para mejorar nuestra praxis diaria. Cumplamos el horario. Nos quieren con 37,5 horas. Hagámoslas. Se acabaron las salidas extraescolares…total, que les acompañen sus padres a ver el funcionamiento de la fábrica de Danone (o, se puede poner maravillosos vídeos de Youtube donde se ve dicha fabricación). Se acabó el asistir a saraos orquestados por multinacionales, pagados o aportando dinero propio, ya que son unas horas que dejamos de estar con nuestros alumnos. Y, en mayor medida, se acabó ir a esos saraos organizados por las Administraciones educativas. Horario a rajatabla. Lectivo y complementario.
Las reuniones se eliminan, los Claustros también (o se les dota del poder que han perdido los últimos años). Hay más cosas que hacer dentro de esas 37,5 horas que dedicarse a hacer estúpidas terapias de grupo, largas y poco productivas. Se acabo la pérdida de tiempo en nuestro trabajo. Productividad.
Nada de talleres de teatro, nada de horas extra impartidas de forma gratuita para nuestros alumnos… sólo clase. Eso sí, clase en condiciones. La mejor que podamos/sepamos impartir. Disponibles para ellos, dejándonos la piel, preparándolas a conciencia. Nada de perder el tiempo. Vamos a lo que sabemos. A lo que debemos. A mejorar esa sociedad para que ellos tengan un futuro. El futuro que se les está negando.
No han sido las autodenominadas izquierdas ni la derechas. Han sido ambas. Unos por intención y otros por devoción. Nunca ha interesado la mejora social. Y, ¿qué mejor que cargarse el estado del bienestar y los triunfos sociales?. No quiero utopías, quiero realidades. Quiero que mi hija tenga futuro. Quiero yo mismo tener un futuro.
Harto de las tomaduras de pelo y, cansado de aprovechados de todos los colores que están cargándose los principios básicos y razonables del ser persona.
Eso sí, por si alguien piensa que este artículo obedece a una sinrazón y a un 20% inexistente, un breve cálculo matemático:
•7,45 % de bajada socialista (sí, ese 5% de bajada a los funcionarios que, a los del cuerpo A, nos supuso casi un 7,5 %)
•Subida del tramo del IRPF en un 4 %
•Eliminación del plan de pensiones de los funcionarios que sirvieron en su momento para no subirnos el 0,3 % que nos prometieron hace unos años (por tanto, rebaja de un 0,3 %)
•Eliminación de la mitad de los sexenios reconocidos y, no reconocimiento de ninguno más. Cosa que, en mi caso, con dos sexenios y, extrapolando la cantidad de los mismos a mi salario bruto, supone una bajada de un 4,78 %
Por tanto, un 15,56 % de bajada de mi nómina. Eso sí, si a lo anterior le sumamos lo que no nos ha subido el sueldo (congelado) y, a lo que se ha incrementado el IPC nos sale un maravilloso y aproximado 20 %.
Así que…dos opciones: seguir permitiendo que nos traten de estúpidos, montando cosas, formándonos y asistiendo a eventos con gasto propio autoconvenciéndonos que así mejoraremos la Educación de nuestros alumnos, o mejora de la productividad en nuestro horario laboral. Lo que voy a hacer yo, ¡lo tengo claro!