Un año más de llamamiento en acto público (Granada, primaria) y la conciencia conformista que te mitiga la rabia a portazos que a buen gusto saldría rabiando y rompiendolo todo, puesto que la incomprensibilidad y desfachatez del procedimiento cruza en no pocas contadas ocasiones el tercermundismo y la explotación.
La cita es a las 9:30, infantil y primaria. Todo el mundo sabe que será imposible entrar a la hora. Infantil entra primero y los de primaria después (pura lógica), adelante, elijan su reducto para esperar algunas horas. No escatimaremos en calores, agobios y tensiones. Mira esa que cara tiene, le va a dar un sincope. A las 11:30, están citados P.T. e inglés. Primaria entra a las 11 menos 10. La cosa pinta lenta...
Oye, oye, están llamando a Primaria. ¡Estan dando cosas! No sabes qué es, pero tener cosas es importante. No hay filas ni orden, el tumulto rodea a una señora que reparte papeles a un ritmo inversamente proporcional al aumento del populacho. ¡No hay vacantes!... Toma ya esta si que es buena.... Busquemos una buena esquina para tirarnos en el suelo y reordenar nuestra cabeza, o mejor una columna con la que fustigarte y resignarte.
Las caras son cuadros. La mía esta perdida, tengo tantas cosas en la cabeza para pensar, tan poca capacidad de priorización, tantas ganas de romper la lista de los colegios, de ir a los repartidores y explicarles que debe haber algún error, que con mi tiempo de servicio tiene que haber alguna vacante para mi. No sé si la gente pensará lo mismo, pero lo que tengo claro cuando les veo es que si no hay vacante para ellos/as, (algunos parecen haber trabajado antes de la guerra civil) para mi no la va a haber. Genial, otra vez vuelvo a ser de los pringaos en la lista.
En este momento te apedrean las voces en tu interior. ¿Por qué no habras aprobado las oposiciones? Este era el año, joder. Tenías que haber hecho más cursos, debiste coger esa coordinación, bla bla bla... No hay que hacerles caso, total... llevan un tiempo así. Suena la alarma, ¡los colegios!. Empiezan a volar los papeles. Da igual lo ordenado que lo lleves, siempre parecerá que los acabas de sacar de un contenedor o que un gato ha jugado con ellos haciéndolos pelotas. Hay que mirar distancias. Hay que mirar duración de las bajas. ¡Oye! ¡en alguno no lo pone! Que guay, ¡emoción! como en los concursos de la tele., sólo falta Carlos Sobera.
Hay que ordenarlos, o por lo menos aparentar que los ordenas. Total, lo que elijas se ira a la mierda con las 10 primeras personas. Venga, todos pa dentro, que empieza la party. Tenemos unas butacas alucinantes, y estamos en una mesa de conferencias. Parecemos hasta importantes, pero la sala hay que abandonarla a una hora, lo siento seguís siendo pringados. Las instrucciones son claras, y como en los reyes magos la sorpresa estaba al final: ¡¡¡dos excedencias!!!! La primera vuela con la primera persona, la segunda aguanta algunos asaltos y se va con otra chica. Ala, ya no hay excedencias.
Se nos acaba el chollo, hay que irse de la sala. Seguimos en la de arriba donde estan hacinados los compañeros de inglés. La delegacion muy acertadamente ha elegido el sitio donde más calor y más sol hace. Debe ser una nueva forma de despachar interinos, a base de insolaciones y deshidrataciones. Aparecen de un sindicato, ¿que si quiero una hoja de las distancias? ¿Ahora? Mi mirada es un disparo, la chica huye. ¡Adiós esquirol!
Sigamos con lo nuestro: es el turno de lo problemas informáticos, esperemos dos minutos. Se hacen dos horas. Ruegas a Santa Rita que lo que quieres no se lo lleven. Santa Rita tiene los cascos puestos y no te escucha. Se lo llevan. Hoy habrá que emborracharse, ¿no?
Las 12 y pa fuera, al final ¿te llevaste algo bueno? No se sabe, y como no se sabe, pues aparece la indiferencia. Lo que si sabes es que se lo quitaste a la chica de delante. Chico malo. Joder esto parece la jungla. La solana te pega en la cara y vuelves a la tierra.
Pero por lo menos trabajo, y tengo calendarios de los sindicatos.
PD: Simplemente era un desahogo.