La cama junto al enfermo, a 80 euros
ABC comprueba en el Clínic cómo los hospitales catalanes cobran ya por dormir junto a familiares ingresados. Solo ocupar una butaca para descansar en la misma habitación que el paciente cuesta 47 euros al día
ESTHER ARMORA / BARCELONA
Día 05/11/2011
La cama junto al enfermo, a 80 euros
ELENA CARRERAS
Pasillo del Hospital Clínic de Barcelona, donde ABC ha comprobado los precios fijados para la pernoctación de acompañantes
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Por dormir en una butaca también me cobran?» La pregunta la formuló ayer este diario al servicio de Maternidad del Hospital Clínic de Barcelona, de titularidad pública, haciéndose pasar por la acompañante de una parturienta ingresada en el centro. La respuesta fue tan rápida como sorprendente: «Sí. La butaca cuesta unos 47 euros al día y la cama entre 70 y 80», dijo con naturalidad la empleada del servicio de admisiones.
Aliviar la tensión emocional y física que provoca la hospitalización de un familiar, descansando a su lado en una cama o en una butaca, puede costarle al ciudadano de a pie como una estancia corta en un hotel de tres estrellas. «Una cesárea pueden ser tres días de hospitalización, o sea, 240 euros para el familiar, el coste de un tres estrellas», señalaron fuentes sindicales del hospital, quienes denunciaron la medida y tildaron de «abusivos» los precios.
Aumentar los ingresos
Portavoces de la dirección centro, adscrito a la XHUP (Red Pública de Hospitales de Utilización Pública), admitieron que el Clínic oferta este servicio a los acompañantes desde hace tiempo con el objetivo de «incrementar las fuentes de ingresos», tan necesarias en tiempos de ajustes y contención. Matizaron, sin embargo, que «sólo se hace de forma generalizada en algunas unidades como la de Maternidad donde hay una mayor disponibilidad de camas». «En la sede central del Clínic se alquilan pocas camas para este servicio porque hay menos libres», precisaron.
Otros hospitales públicos como el Hospital de l'Esperança —donde el volumen de contratación asistencial ha descendido preocupantemente— o el de Igualada (Barcelona) también aplicarán en breve la medida para hacer frente a los drásticos recortes impuestos por la Generalitat.
La noticia ha encendido los ánimos entre los sindicatos, que ven la iniciativa como una entrada directa al copago. «Primero empezaron por cobrarnos la televisión, después nos quitaron el agua del menú del paciente, debes comprarla en la máquina si quieres que se tome unas pastillas) y ahora cobran hasta la butaca al acompañante», denunciaron a este diario fuentes sindicales del sector, quienes creen que «otros centros que todavía no lo hacen se sumarán a la medida porque ya no saben de dónde recortar». Añadieron que «no todo vale para justificar un ahorro» y alertaron del riesgo que supone que «en un hospital público y de referencia como el Clínic de Barcelona se empiece a cobrar como en la sanidad privada».
Otras fórmulas de ahorro
«Las autoridades sanitarias se pasan el día negando el copago y, a la prática, algunos centros ya lo están aplicando», denunciaron los sindicatos. A su juicio, «hay muchas otras formas de contener el gasto que no impactan tan directamente en el usuario y que en algunos hospitales aún no se han implantado como reducir el uso de empapadores, o abaratar el material de enfermería».
Fuentes del Instituto Catalán de la Salud (ICS) indicaron que, por ahora, no contemplan generalizar la medida en sus ocho centros.