Foro de Maestros25

Piensa y Actúa: ¡Basta ya!: La izquierda dice NO al procés

La izquierda nacionalista, pero también una parte de la izquierda del conjunto de España, se ha sumado a la hoja de ruta diseñada por el independentismo catalán. Esto incluye la aceptación de una serie de premisas ideológicas, políticas y culturales. Nosotros consideramos que muchas de estas premisas están completamente alejadas de los valores y de los objetivos de justicia, solidaridad y multiculturalidad por los que hemos venido luchando durante muchos años.

No es una mera cuestión ideológica. Si no conseguimos aislar al independentismo la agenda nacional va a deglutir en poco tiempo la agenda antineoliberal en toda España y las fuerzas conservadoras van a recuperar la hegemonía al norte y al sur del Ebro. Es altamente probable, además, que esta dinámica contagie a otras regiones de España y también de Europa sustituyendo las políticas territoriales de índole solidario, que la izquierda está intentando poner en marcha en toda Europa para arrinconar al neoliberalismo, por otras basadas en la exacerbación y la competencia nacional y territorial.

Siempre hemos estado y seguiremos estando a favor del derecho a la autodeterminación de las naciones oprimidas, y siempre hemos apoyando los procesos de descolonización que le pongan fin al sometimiento de una nación por otra. Apoyamos un orden en el que los conflictos sean solucionados siguiendo el principio de justicia y de solidaridad con las partes más débiles, y apostamos por una sociedad en la que las culturas y las identidades coexistan de forma armoniosa y no excluyente. Desde luego somos conscientes de la importancia que tienen las identidades colectivas para cualquier proyecto y que su construcción es una tarea política que ha sido descuidada dejándoles a los nacionalistas de uno y de otro signo el campo libre para hacerlo a su gusto. Pero consideramos un grave error anteponer los posicionamientos identitarios al análisis racional de la realidad. La historia europea del siglo XX está llena de ejemplos y la izquierda no puede ignorarlos bajo ningún concepto.

Pero sentimos un profundo desacuerdo con el procés porque Cataluña no tiene nada que ver con una nación colonizada u oprimida. Se trata de la región más desarrollada y rica del Estado, tiene un elevado nivel de autogobierno y otros territorios y culturas sufrieron, al menos, las mismas arbitrariedades durante la dictadura de Franco. Consideramos que el discurso supremacista de los protagonistas del procés está muy próximo al discurso de sectores de la derecha europea en relación con los países del sur de Europa de los que desean desvincularse para poder cancelar toda forma de solidaridad territorial: no es casualidad que su utopía sea convertir a Cataluña “en la Finlandia del Mediterráneo”. El procés busca generar un choque de identidades similar al “choque de civilizaciones” que rechazamos pues ambos abordan los problemas complejos manipulando los instintos primarios de las clases más desfavorecidas. Rechazamos la tergiversación de la historia, así como la utilización de autores como Marx, Engels, Lenin o Trotzki para legitimar un proyecto antisolidario destinado a dividir a las clases populares españolas. Pero sobre todo rechazamos la retórica del “derecho a decidir” tal y como ha sido formulado por los independentistas. Se basa en una visión sesgada de la participación pues no reconoce el resultado de las urnas, no quiere que se pueda decidir entre una España regenerada sino sólo entre el país actual que todos queremos cambiar para mejor y la independencia. No ha asegurado en ningún momento la presencia igualitaria de todas las opiniones en los medios de comunicación de masas discriminando durante años a los no independentistas. Obliga a muchas personas a optar artificialmente por una de sus dos identidades. Excluye de dicho derecho a los no residentes en Cataluña a pesar de que sus vidas se verían seriamente afectadas por el resultado de la consulta. Además, sus impulsores no tienen pedigrí democrático suficiente: el no reconocimiento del resultado de las elecciones plebiscitarias de 2015 y el golpe de estado institucional del 6 de septiembre de 2017 es un ejemplo que debería hacer pensar a toda persona de buena voluntad. Nos parece un acto de gran irresponsabilidad banalizar, además, el fenómeno estatal, coquetear con la destrucción del estado español en pleno neoliberalismo e identificar el período constitucional de 1978 con el régimen franquista. Como ciudadanos implicados durante muchos años en la lucha por la democracia, la justicia social y por un orden económico solidario y ambientalmente sostenible, nos sentimos profundamente ofendidos cuando se vincula nuestra oposición al independentismo con la derecha española y al “españolismo” como si España se redujera al régimen de 1939 y como si las izquierdas independentistas no estuvieran subordinando la cuestión social a la cuestión nacional aceptando los dictados de la derecha supremacista catalana. Al hacerlo, ignoran el significado que la palabra “España” ha tenido durante décadas para los antifascistas de todo el mundo, esquivan el significado de la Segunda República para todos los demócratas españoles, le quitan a los no catalanes el derecho a una identidad incluyente y tergiversan la historia para poder limpiarla de realidades incómodas.

Los que queremos para nuestro país de países un régimen republicano basado en la solidaridad territorial, el multilingüismo y la justicia social, un régimen que trabaje por un orden mundial justo y pacífico, en el que todos los países y regiones tengan una oportunidad para su desarrollo no podemos seguir asistiendo callados a este despropósito, no podemos seguir subordinando nuestro proyecto al guión independentista y poner en peligro todo por lo que hemos venido luchando: ¡basta ya, el procés no es la hoja de ruta de la izquierda!

Este es un llamamiento a todas las personas que abracen la causa de la justicia, la solidaridad y la multiculturalidad para que revisen su relación con el nacionalismo en todas sus variantes y muestren públicamente su oposición a la hoja de ruta independentista que lo ensalza y alimenta. También es un llamamiento para que participen de la construcción de una nueva identidad federal y compartida inspirada en las grandes tradiciones democráticas y republicanas; un llamamiento a que no se dejen engañar por la retórica democrática de los protagonistas del procés y antepongan la racionalidad a los sentimientos en estas horas de tensión. Si no lo hacemos, nos arriesgamos a vernos arrastrados por una dinámica en la que los argumentos nacionales e identitarios habrán conseguido colonizar el discurso político durante generaciones en detrimento de los valores de justicia y de solidaridad, los únicos que pueden aportar soluciones estables a los problemas que vive el mundo, Europa y nuestro país de países.

Bienvenido sea. Pero de haber defendido esa postura desde hace muchos años el independentismo no hubiese aumentado tanto.

Piensa y Actúa: ¡Basta ya!: La izquierda dice NO al procés

La izquierda nacionalista, pero también una parte de la izquierda del conjunto de España, se ha sumado a la hoja de ruta diseñada por el independentismo catalán. Esto incluye la aceptación de una serie de premisas ideológicas, políticas y culturales. Nosotros consideramos que muchas de estas premisas están completamente alejadas de los valores y de los objetivos de justicia, solidaridad y multiculturalidad por los que hemos venido luchando durante muchos años.

No es una mera cuestión ideológica. Si no conseguimos aislar al independentismo la agenda nacional va a deglutir en poco tiempo la agenda antineoliberal en toda España y las fuerzas conservadoras van a recuperar la hegemonía al norte y al sur del Ebro. Es altamente probable, además, que esta dinámica contagie a otras regiones de España y también de Europa sustituyendo las políticas territoriales de índole solidario, que la izquierda está intentando poner en marcha en toda Europa para arrinconar al neoliberalismo, por otras basadas en la exacerbación y la competencia nacional y territorial.

Siempre hemos estado y seguiremos estando a favor del derecho a la autodeterminación de las naciones oprimidas, y siempre hemos apoyando los procesos de descolonización que le pongan fin al sometimiento de una nación por otra. Apoyamos un orden en el que los conflictos sean solucionados siguiendo el principio de justicia y de solidaridad con las partes más débiles, y apostamos por una sociedad en la que las culturas y las identidades coexistan de forma armoniosa y no excluyente. Desde luego somos conscientes de la importancia que tienen las identidades colectivas para cualquier proyecto y que su construcción es una tarea política que ha sido descuidada dejándoles a los nacionalistas de uno y de otro signo el campo libre para hacerlo a su gusto. Pero consideramos un grave error anteponer los posicionamientos identitarios al análisis racional de la realidad. La historia europea del siglo XX está llena de ejemplos y la izquierda no puede ignorarlos bajo ningún concepto.

Pero sentimos un profundo desacuerdo con el procés porque Cataluña no tiene nada que ver con una nación colonizada u oprimida. Se trata de la región más desarrollada y rica del Estado, tiene un elevado nivel de autogobierno y otros territorios y culturas sufrieron, al menos, las mismas arbitrariedades durante la dictadura de Franco. Consideramos que el discurso supremacista de los protagonistas del procés está muy próximo al discurso de sectores de la derecha europea en relación con los países del sur de Europa de los que desean desvincularse para poder cancelar toda forma de solidaridad territorial: no es casualidad que su utopía sea convertir a Cataluña “en la Finlandia del Mediterráneo”. El procés busca generar un choque de identidades similar al “choque de civilizaciones” que rechazamos pues ambos abordan los problemas complejos manipulando los instintos primarios de las clases más desfavorecidas. Rechazamos la tergiversación de la historia, así como la utilización de autores como Marx, Engels, Lenin o Trotzki para legitimar un proyecto antisolidario destinado a dividir a las clases populares españolas. Pero sobre todo rechazamos la retórica del “derecho a decidir” tal y como ha sido formulado por los independentistas. Se basa en una visión sesgada de la participación pues no reconoce el resultado de las urnas, no quiere que se pueda decidir entre una España regenerada sino sólo entre el país actual que todos queremos cambiar para mejor y la independencia. No ha asegurado en ningún momento la presencia igualitaria de todas las opiniones en los medios de comunicación de masas discriminando durante años a los no independentistas. Obliga a muchas personas a optar artificialmente por una de sus dos identidades. Excluye de dicho derecho a los no residentes en Cataluña a pesar de que sus vidas se verían seriamente afectadas por el resultado de la consulta. Además, sus impulsores no tienen pedigrí democrático suficiente: el no reconocimiento del resultado de las elecciones plebiscitarias de 2015 y el golpe de estado institucional del 6 de septiembre de 2017 es un ejemplo que debería hacer pensar a toda persona de buena voluntad. Nos parece un acto de gran irresponsabilidad banalizar, además, el fenómeno estatal, coquetear con la destrucción del estado español en pleno neoliberalismo e identificar el período constitucional de 1978 con el régimen franquista. Como ciudadanos implicados durante muchos años en la lucha por la democracia, la justicia social y por un orden económico solidario y ambientalmente sostenible, nos sentimos profundamente ofendidos cuando se vincula nuestra oposición al independentismo con la derecha española y al “españolismo” como si España se redujera al régimen de 1939 y como si las izquierdas independentistas no estuvieran subordinando la cuestión social a la cuestión nacional aceptando los dictados de la derecha supremacista catalana. Al hacerlo, ignoran el significado que la palabra “España” ha tenido durante décadas para los antifascistas de todo el mundo, esquivan el significado de la Segunda República para todos los demócratas españoles, le quitan a los no catalanes el derecho a una identidad incluyente y tergiversan la historia para poder limpiarla de realidades incómodas.

Los que queremos para nuestro país de países un régimen republicano basado en la solidaridad territorial, el multilingüismo y la justicia social, un régimen que trabaje por un orden mundial justo y pacífico, en el que todos los países y regiones tengan una oportunidad para su desarrollo no podemos seguir asistiendo callados a este despropósito, no podemos seguir subordinando nuestro proyecto al guión independentista y poner en peligro todo por lo que hemos venido luchando: ¡basta ya, el procés no es la hoja de ruta de la izquierda!

Este es un llamamiento a todas las personas que abracen la causa de la justicia, la solidaridad y la multiculturalidad para que revisen su relación con el nacionalismo en todas sus variantes y muestren públicamente su oposición a la hoja de ruta independentista que lo ensalza y alimenta. También es un llamamiento para que participen de la construcción de una nueva identidad federal y compartida inspirada en las grandes tradiciones democráticas y republicanas; un llamamiento a que no se dejen engañar por la retórica democrática de los protagonistas del procés y antepongan la racionalidad a los sentimientos en estas horas de tensión. Si no lo hacemos, nos arriesgamos a vernos arrastrados por una dinámica en la que los argumentos nacionales e identitarios habrán conseguido colonizar el discurso político durante generaciones en detrimento de los valores de justicia y de solidaridad, los únicos que pueden aportar soluciones estables a los problemas que vive el mundo, Europa y nuestro país de países.

La culpa de que el referéndum sea un desastre y sin garantías la tienen tanto los nacionalistas independentistas catalanes por todo lo que han hecho y cómo lo han hecho de mal,así como el nacionalismo español que no ofrece alternativas a Cataluña salvo la sanción , la ley,el ordeno y el mando.

Lo que sucederá el domingo nada tiene que ver con un referéndum serio,democrático y con garantías,pero la respuesta del nacionalismo españolista nada tiene que ver con una solución negociada,pactada y dialogada.

Los nacionalismos- de ambos lados- son así.

Los ingleses habrían negociado y pactado un referéndum serio,legal y con garantías con los independentistas.En el R Unido los independentistas perdieron un referéndum legal y el gobierno no tuvo que sancionar,amenazar  o encarcelar a nadie.Los supuestos golpistas defendieron el sí a la independencia y perdieron y los unionistas defendieron el no y ganaron.Todo se resolvió pacíficamente,sin jueces y sin policías.

Son dos métodos de afrontar las cosas:unos prefieren la sanción,la amenaza y la cárcel(el gobierno español e IberiaUnidaforzosa ) y otros la negociación democrática legal(el gobierno inglés e IberiaUnidavoluntaria ).

En nacionalismo español no existe, si existiera no existiría el nacionalismo catalán, porque precisamente el nacionalismo catalán ha crecido porque no tiene oponente del otro lado. No hay que olvidar que España es el país de Europa donde menos ultras hay.

Los gobiernos centrales ya no pueden ofrecerle alternativas a Cataluña, porque ya se lo han dado todo, ya no tienen nada que darle, salvo que se quiera quitar el pan a las demás comunidades como se hace con Navarra y el País Vasco.

De todas formas, el independentismo no quiere negociar nada, solo que quiere que le dejen hacer su referéndum ilegal, y luego quedarse ellos con todas las propiedades y que el estado le pague todas las deudas.

Inglaterra es el único país del mundo donde sus leyes no prohíben un referéndum, (los gobiernos de los demás países no lo pueden permitir porque se lo prohíben sus constituciones) por lo que el gobierno cometido el error de permitirlo, ya que no han tardado nada en pedir otro. Los independientes son así.
 

El nacionalismo catalán plantea una nueva nación catalana como el remedio de todos los males y así le sirve para distraer a la gente de los verdaderos problemas;los mismos que han robado con los Pujol durante décadas ahora son los salvadores de la patria catalana.La república catalana resolverá para ellos todo.Esa estrategia les da votos en Cataluña.

Enfrente tenemos al nacionalismo español,representado principalmente por el PP al que se le llena la boca con la palabra patria y con la bandera española mientras en las últimas décadas le ha dado privilegios y dinero a manta a los nacionalismos periféricos y mientras robaba con sobres de 500 a la misma patria que dice defender.El Imperio español dirigido por el emperador Mariano I no admite división y le ha venido muy bien un enemigo externo para no hablar de su paro y su corrupción.Esa estrategia les da votos en el resto de España.

Yo me posiciono al margen de los dos nacionalismos corruptos.Tú sólo te posicionas frente al nacionalismo catalán.

Yo digo no a este proces independentista unilateral y no a la actitud autoritaria y poco dialogante de PP y Cs.

IberiaUnida, he entrado a este hilo pensando en rebatirte, pero después de tantas tonterías como has soltado, pienso que da igual lo que te diga yo.

Se me ocurren cientos de razones por las que Catalunya pueda ser un país independiente de España, pero con sólo una me basta: quieren votar libremente para saber si la mayoría quiere independencia o no. Con sólo esa razón es suficiente.

Y si alguien en estos días aún no se ha dado cuenta de que Franco no ha muerto (estaba de parranda) es que está ciega y sorda.

Libertad, sí, libertad para los que son partidarios del nacionalismo español (que, dicho sea de paso, es tan xenófobo, cateto y chabacano como cualquier otro nacionalismo). Pero para votar, libertad no. Coño, que han ido a manifestarse con claveles, me diréis que daño pueden hacer.

Es como si decides divorciarte de tu pareja. ¿Le pides opinión, y si te dice que no, no te divorcias? Pues esto es lo mismo.

Y todo esto sin entrar en asuntos de Historia. Que bueno, la Historia ahí está, para quien quiera leer e informarse, no me voy a molestar en escribir un tocho aquí.

Iberiaunida

En este tema tan peliagudo hay, simplificando, 3 posiciones:

-Independentismo unilateral catalán:referéndum del 1 de Oc sin garantías.Parece que no lo apoya la mayoría de catalanes.

-Centralismo unionista :no se cambia nada,no se negocia nada,la unidad es indivisible y la Constitución inmutable.Sanciones,multas y cárcel.Según las encuestas lo apoyan un 60% de españoles  no catalanes.

-Referéndum pactado:legal,democrático,con garantías ,con condiciones y con plazos.Según sondeos los apoyarían un 80 % de catalanes y un 40% del resto de españoles.

Yo me hago una unica pregunta respecto a todo este carajal.
Por qué yo, andaluz y español, no puedo opinar sobre esta cuestión en un referendum hecho a nivel nacional, con debate y campaña en consonancia?

Creo que también se me debería preguntar respecto a una situación que puese afectar a mis hijas y niet@s....y que tanto el si como el no se defiendan en una campaña nacional.....es decir....PP haciendo campaña por el no en Girona.o Barakaldo....al.igual.que la CUP haciendo campaña por el si en Almendralejo, Córdoba o Jerez de la Frontera.
Juego limpio, pedagogia con la gente y reflexión con las ideas claras

Creo que se debe dejar votar pero siempre y cuando sea un referéndum legal y acordado. Lo que no es legal es que se diga que la gente que no vote SI no son catalanes o que si votan NO eso les pasará factura como les pasaba a los que votaban en contra de Roma. Esas amenazas sobran. Y sobra que la presidenta del parlamento catalán diga que quien vote que NO esos no son catalanes y no merecen vivir en Cataluña. Mientras esa gente esté en la politíca catalana las cosas van a seguir de mal a peor porque gente asi no son democratas sino autoritarios que quieren imponer sus ideas y pensamientos a los demás y si no piensan como ellos se les debe echar de Cataluña. Limpiezas étnicas no queremos en ninguna región española porque todos somos españoles. Esa gente no merece estar dentro de un partido político ni ser escuchados. Estamos en una Europa democrática y no en dictaduras.
Con discursos cargados de odio y menosprecio a España, estan consiguiendo cada vez más odio del pueblo catalán hacia el resto de España y con esas propuestas poco se puede hacer y por otro lado, el gobierno español de Rajoy no quiere ver la realidad y afrontar el problema que se está haciendo cada vez más grande en Cataluña donde la minoría independentista cada vez aumenta más porque no se hace ver a la gente muchas mentiras que proclaman los partidos independentistas y de cómo cada vez más lavan el cerebro a la gente jovén porque saben que son fácilmente manipulables.
La gente que no se siente independentista tienen miedo a decir SI quiero pertenecer a España y eso no se puede tolerar en un país democrático. El independentismo crece en otras regiones de España también pero Rajoy no lo vé como problema eso y esta vez le va a estallar en la cara un problema al que deberia haberle hecho más caso y no mirar para otro lado como ha estado haciendo desde que entró a gobernar el país. Hay que sentarse y dialogar y buscar soluciones y frenar ese odio que estan creando los partidos independentistas hacia el resto de España con mentiras que nada tienen que ver con España. Si al diálogo y no a dictaduras camufladas bajo el nombre de democracia.

Verdepardo y Zeronter.

Estoy totalmente de acuerdo con lo que decís.

Si se independiza Cataluña no habrá forma humana de cobrarle la enorme deuda que tiene con el Estado. Pero si se quedaran con todos los inmuebles y bienes que el estado tiene en Cataluña.

Es lo mismo que quieren los británicos con Europa, que no quieren pagarle los 60 mil millones que les deben, solo que Europa si tiene mecanismos para cóbraselo, pero España a Cataluña no.

Ajunos son tan solidarios con los catalanes que son capaces de quitarle el pan a los ciudadanos de su comunidad para dárselo a Cataluña.

Como esto siga asi vamos de camino a vernos como en Yugoslavia y no es España asi pero la han convertido en eso entre unos y otros.En Cataluña la marginacion a quien usa el castellano es muy fuerte y eso no deberia ser permitido pero acusan a otros de ser los represores y eso es lo que se debe cortar de raiz.

Yugoslavia...ese es referente que no hay que perder de vista para que este asunto se reconduzca adecuadamente en torno a la cordura y el sentido común, y no en torno a las armas.
Pero hay varias cosas que no hay que perder de vista:

1) Yugoslavia era una república federal y España no lo es.
2) Yugoslavia fue creada en 1918 por el Tratado de Versalles uniendo Estados y regiones totalmente dispares...y bajo la arbitrariedad de los vencedores.
España tiene más de 500 años de existencia.
3) El proceso soberanista se ha exacerbado en época de crisis económica y recortes presupuestarios....Habrá que ver cuánto de este discurso tiene más que ver con obtener una mayor tajada de los recursos del Estado...en detrimento de otros territorio. Y en torno a este fundamento habría que ver el tema del cupo vasco y el concierto económico navarro, dos agravios comparativos respecto a la igualdad ante la ley y prestación de servicios públicos de todos los ciudadanos de España.

Increíble, la historia se repite.

El 6 de octubre de 1934 se proclamó la Republica Catalana. Y esto es lo que dijo el director de la Vanguardia de entoces.

Es algo formidable. Mientras escucho me parece que estuviera soñando. Eso es, ni más ni menos, una declaración de guerra. ¡Y una declaración de guerra —que equivale a jugárselo todo, audazmente, temerariamente— en el preciso instante en que Cataluña  había logrado sin riesgo alguno, gracias a la República y a la Autonomía, una posición incomparable dentro de España, hasta erigirse en su verdadero árbitro, hasta el punto de poder jugar con sus gobiernos como le daba la gana! En estas circunstancias, la Generalidad declara la guerra, esto es, fuerza a la violencia al Gobierno de Madrid, cuando jamás el Gobierno de Madrid se habría atrevido a hacer lo mismo con ella.

En Cataluña estan llamados a votar unos 5.300.000 ciudadanos y han votado unos 2.425.000 en total. De esos segun parece solamente han votado SI a la independencia un total de 2.120.000 ciudadanos. Ahi podemos ver el interés que muchos catalanes tienen por este jaleo político que se traen los independentistas y los que les apoyan. Menos de la mitad de la población muestran interés ante la que tienen liada los políticos catalanes. Creo que se debe dialogar y paralizar el lavado de cerebro que estan haciendo a la gente jóven con ideales que no tienen sentido alguno en Europa.

Está demostrado que hay un 45 % de independentistas contra 55 que no lo son, pero eso por desgracia no importa, ya que las minorías radicalizadas siempre se imponen a las mayorías.

Ya esto se demostró en la revolución rusa, donde había dos partidos socialistas con idéntico programa, uno tenía el doble de apoyos del pueblo ruso que el otro, y quería que hubiera unas elecciones libres, el otro, que era muy minoritario, quería imponer su programa mediante un golpe de estado, como todos sabemos se impuso este último.

En Cataluña pasa ahora como en España en los primeros tiempos de la democracia, que sin no estabas a todas horas demostrando que eras de izquierdas, entonces eras un facha.

En Cataluña no puedes estar callado y dedicarte a tus cosas, debes demostrar continuamente en el trabajo, en el ocio, en la calle y hasta cuando vas a comprar el pan, que eres independentista, de lo contrario eres un sucio facha españolista.
 
Eso sí, si eres un independentista de extrema izquierda y tropiezas otro de extrema derecha, inmediatamente simpatizan.
Hay una sola posibilidad de evitar la independencia de Cataluña, y que todos los partidos estatales hagan ahora lo mismo que los partidos independentistas llevan haciendo muchos años, estar unidos como ellos, pero contra el independentismo.

https://elpais.com/internacional/2017/10/11/mundo_global/1507733539_710718.html?rel=lom

“¡Idiotez o muerte!” La feroz burla de Charlie Hebdo al ‘procés’ catalán

Toda la ultra derecha europea se puesto a favor de la independencia de Cataluña.
Y la Extrema derecha y extrema izquierda catalana llevan más de 30 años unidas como una piña para conseguir la independencia.
¿No os parece algo sospechoso esta unión de las dos extremas?