Título: Sobredosis de realidad Publicado por: sicilia1927 en 06/Oct/2012~19:45 Sobredosis de realidad
http://vallesycumbres.blogspot.com.es/2012/10/sobredosis-de-realidad.html Esta semana he sido nombrada en un colegio de una ciudad dormitorio de los alrededores de Madrid. Está en medio de una maraña de calles del barrio antiguo donde se encuentran los pisos más viejos y de alquiler más barato, en una zona famosa por el constante menudeo de droga que se detecta. El alumnado del centro es mayoritariamente inmigrante y procede de familias de bajo nivel económico y cultural, justo la capa de la sociedad que más está sufriendo en los últimos tiempos. Tras pasar por la Dirección de Área Territorial ("vaya... lo siento por ti" o "¿preparada para la guerra?" fueron los comentarios más alentadores tras recibir el destino), llegué al centro y me asignaron una tutoría de 4º de Primaria: venía a ocupar la baja por maternidad de la titular, ausente desde hacía ya dos semanas. En todo ese tiempo, las clases habían sido impartidas por un carrusel de profesores de guardia que sustituían sesión a sesión con más intención que buenos resultados (imaginad cualquier puesto de trabajo, por rutinario que sea, ocupado cada hora de cada turno por una persona diferente y sabréis de lo que hablo). Por tanto, podríamos decir que tras casi un mes de clase, los alumnos aún no habían empezado el curso. En mi grupo hay 26 alumnos, de los que un pequeño porcentaje son españoles (y entre ellos, alguno de de etnia gitana). El resto de nacionalidades es muy pintoresco: desde la mayoría absoluta marroquí pasando por la ecuatoriana, dominicana, guineana, ucraniana o incluso la pakistaní. Alrededor de un tercio del grupo está en el programa de Educación Compensatoria, varios casos de necesidades educativas especiales, un gran número de procesos de intervención social, 2 recién llegados de sus países de origen (uno de nivel 0, es decir, apenas conoce cuatro palabras en castellano) y 3 repetidores. En el momento de incorporarme, 16 niños de los 26 totales no tenían libros y de ellos solo unos pocos privilegiados traían cuadernos, bolígrafos o sacapuntas. Aún no puedo afirmarlo, pero puede que alrededor de la mitad provenga de familias desestructuradas. La secretaria del colegio gestionó el "programa de préstamo de libros de la Comunidad" (sustitución de las tradicionales becas de libros y material) tras una avalancha de solicitudes cuya baremación le llevó varios días de trabajo en exclusividad. Cuando fui a pedirle material, me enseñó la razón por la que a diario salía hora y media más tarde de su horario (no dispone de auxiliar administrativo y la jefa de estudios está de baja por enfermedad, que no será cubierta porque es menor de 15 días): la montaña de documentos de su mesa era espectacular. Tras comprobar que las familias cumplían con los requisitos y condiciones marcados por un Consejo Escolar convocado a toda prisa, 12 de mis alumnos recibieron los libros de Lengua, Mate, Conocimiento del Medio e Inglés. El préstamo no cubre todos y, aunque menos da una piedra, el problema del material (cuadernos, cuartillas, folios, lapiceros, gomas, pinturas, etc.) sigue sin resolverse. Pudimos empezar a trabajar con los libros de texto al tercer día de mi llegada, aunque 4 alumnos debían compartirlo con otros compañeros. En la primera página los niños ya desconocían el significado de hasta 9 palabras (aquí no cuento a los alumnos de Compensatoria, con un déficit de vocabulario y de comprensión aún mayor). Al preguntar a otro profesor por esta situación, me respondió que el curso pasado se aprobó en Claustro el cambio a esta editorial por sus vistosos contenidos de pizarra digital... que, por cierto, solo utilizamos un puñado de docentes. He decidido desechar el libro por ineficaz: ¿para qué quiero usar un recurso que no se adecua a sus necesidades? Como este curso han eliminado cupos de profesores en casi todos los centros de Primaria, además de mi tutoría debo impartir clase a otros grupos. En total, de las 25 horas lectivas tengo ocupadas 24 en docencia directa y una en la coordinación de un proyecto propio del centro. Al parecer, este colegio contaba el curso pasado con 6 programas didácticos y sociales (música, matemáticas, comunicación familiar, etc.) pero por los recortes han tenido que reducirlos a 2 que sobreviven testimonialmente. En el Claustro de ayer se repartieron los horarios oficiales, aún abiertos porque todavía, bien entrado octubre, no han enviado todos los recursos que corresponden al centro (medio profesor de Audición y Lenguaje y otro medio de Pedagogía Terapéutica). De mi clase, solo un alumno acude al comedor. Con la eliminación de las becas de la Comunidad solo se quedan a comer unos 20 alumnos en total: en el mismo Claustro informaron que la empresa ha despedido a 3 monitoras y ya ha anunciado que el curso que viene retirarán la oferta al colegio si no cambia el panorama, por lo que es probable que el centro se quede sin comedor. Además, veo que más de la mitad de los chicos de mi clase no traen ningún almuerzo para la hora del recreo, y sospecho que algunos no disponen ni de una comida equilibrada diaria en sus casas. Ahora tengo un fin de semana por delante para diseñar unas 24 sesiones con unos 5 grupos de nivel diferentes (el grueso del grupo con vocabulario de 3º por un lado, compensatoria por otro, individualmente los de necesidades especiales, el de "nivel 0", planes de trabajo específicos para los repetidores, textos "de mi cosecha" para todos...). Como las horas de obligada permanencia en el centro están destinadas sobre todo a reuniones (claustros, ciclo, comisiones, entrevistas con el equipo de orientación, con las familias, seminario de formación y un larguísimo etcétera), esta tarea debo diseñarla en casa. Es obvio que yo sola no podré sacar adelante como se merece cada uno de los 26 alumnos de la clase, pero daré lo mejor de mí para que las diferencias no se agranden demasiado. Y al hacerlo, inevitablemente pienso en estos niños, su situación actual y el futuro que les espera: están socialmente predestinados a seguir en estas condiciones y el sistema educativo no les ayuda, han sido "amontonados" en un gueto al que le van quitando los pocos recursos que tiene para luchar contra sus carencias, y ya a final de curso empezarán a enfrentarse con el resto vía "reválidas" de la Comunidad (la prueba de Diagnóstico, en 4º) en ¿igualdad de condiciones? con el resto de alumnos madrileños. He de decir que el ambiente de trabajo es genial, el equipo directivo es cercano y ayuda en lo que puede, los niños son muy cariñosos y los padres (los que se preocupan, que sinceramente no son muchos) por regla general se muestran comprensivos y agradecidos. Apenas hay conflictividad, incluso por debajo de otros muchos colegios de otras zonas menos empobrecidas (al contrario de lo que me advertían en la administración). Lo peor es que los edificios son muy viejos y apenas hay mantenimiento. La Asociación de Padres parece muy activa y comprometida, y organiza muchas actividades. Creo que es un buen centro para trabajar aunque por sus características demanda mucho esfuerzo e implicación porque estos niños lo necesitan de verdad. Siendo muy malpensada, he dudado si será esto último lo que haya creado esa fama de "colegio de lista negra" en la propia administración... Esta es una parte de la Educación Pública madrileña, y según mi opinión debería ser prioritaria para los responsables educativos: una sociedad moderna tendría luchar contra las desigualdades y ofrecer alternativas y ayuda a quien menos tiene, condenados de por vida solo por el caprichoso azar de haber nacido en una familia humilde. ¿Acaso no se merecen una oportunidad para salir de esa situación? Es triste pensar que si cualquier alto cargo de la Consejería se paseara por aquí (hecho muy improbable: podría tropezar con las baldosas sueltas o enredarse con los cables que cuelgan, y eso no queda bien en la foto), estoy convencida de que moriría de sobredosis de realidad: este colegio nunca podrá rivalizar con otros centros en las reválidas, y los niños tienen pocas posibilidades de convertirse en consejeros delegados de Iberdrola. Con la nueva LOMCE, su futuro es aún más negro: menos becas, menos recursos, más "selección natural", más calidad para familias que puedan pagar educación privada (precisamente aquí no hay de eso), menos Educación Compensatoria (un tercio, ¡un tercio! de mi clase sin apoyo: al terminar Primaria ni siquiera sabrán leer, escribir, multiplicar o dividir aceptablemente), menos motivación del profesorado (bajada de sueldos, eliminación de pagas, vilipendio público, recorte de personal, aumento de ratios, despido de compañeros, traslados forzosos... ¿cómo quieren que trabajemos más si ya no damos abasto?), y si seguimos aparcados en la pasividad, lo peor estará por venir. Cuando personajes como José Ignacio Wert acusa a las familias de no querer pagar por la Educación llenándose la boca con palabras como calidad o competitividad, cuando en Madrid se siguen concertando colegios religiosos de élite que reciben el dinero de la Educación Pública, cuando despiden a mis compañeros docentes para contratar a dedo ejércitos de asesores, cuando le quitan una beca de material de 90 € a un niño porque "no hay otro remedio" mientras los diputados cobran dietas de alojamiento y van en primera clase, cuando el presupuesto de Educación Compensatoria baja más del 80% (¿os imagináis este colegio sin profesores de apoyo?) a la vez que aumentan los altos cargos (y sus sueldos), cuando me penalizan con el 50% de mi sueldo si me pongo enferma al mismo tiempo que las comidas y las copas en la Asamblea de Madrid están subvencionadas con mis impuestos, pienso en mis alumnos y la "suerte" que han tenido de caer en un entorno injusto de una sociedad incivilizadamente injusta, y por un momento imagino cómo sería mi vida y mi futuro si yo hubiera nacido en el barrio donde doy clase. Con esa misma empatía, aprieto el puño de rabia al ver cómo la Educación de calidad será un privilegio para los ricos mientras que a los pobres ya les van enseñando el camino: acaba en un piso viejo de alquiler barato, de un barrio famoso por el trapicheo de droga de la periferia de Madrid. Una compañera del Colectivo "Valles y cumbres" Título: Re: Sobredosis de realidd Publicado por: sicilia1927 en 06/Oct/2012~19:46 Callejón sin salida
http://apuntesdeunprofe.blogspot.com.es/2012/10/callejon-sin-salida.html Tres semanas de curso son suficiente como para comprobar los efectos de los recortes. Aunque pueda sonar herético que los profesores nos quejemos de nuestros horarios, lo cierto es que el incremento a 30 horas de permanencia ha vuelto a suponer una carga más que se añade a la subida del curso pasado de las 18 horas a las 20. Los huecos que antes posibilitaban preparar alguna clase, efectuar alguna corrección, descansar después de dos o tres periodos lectivos, ya no existen. Dar cinco clases seguidas es posible, como también sumar dos guardias y tener hasta siete periodos juntos en una sola mañana. En vez de tres semanas desde el inicio parece que llevemos dos meses. Entras y sales de la sala de profesores y vas a una clase, a otra, a una guardia, a otra, sin apenas respiro. Por las tardes, piensas en que con una hora y diez minutos para alcanzar la cifra mágica de las 37,5 horas laborales establecidas para los funcionarios no hay ni para empezar y sobrepasarlas es caer en una trampa en la que la vocación y nuestra profesionalidad nos depara una notable paradoja. Porque la vida de un profesor es muy fácil. Esa frase te la puede comentar algún compañero, de esos a los que nunca ves con un libro en la mano ni preparando ninguna clase, de esos que cuando salen del instituto terminan su jornada laboral, de esos que dan mala fama al gremio porque se jactan de lo bien que viven y de lo poco que trabajan. Y, como piensan que todos son como él (o ella), decide que sus hijos irán a un colegio concertado o privado, no vaya a ser que se encuentren a alguien como ellos. ¿Hay alguna diferencia entre el profesor que cumple con su trabajo y el que se escaquea o imparte la misma clase que hace veinte años o improvisa sobre la marcha? Ninguna. ¿Eso va a cambiar con la nueva ley, esa cachonda ley que tiene entre sus siglas la 'C' de 'Calidad'? Dejemos la pregunta como retórica y no hablemos del servicio de inspección... Cada año vemos cómo nuestras condiciones laborales van empeorando, a casi el mismo ritmo que nuestra nómina y que las condiciones de la Educación Pública. Hemos iniciado, no obstante, una empecinada marcha hacia adelante, como si fingir que no pasa nada y como si aguantar hasta que escampe nos traerá alguna solución. Esto no ha hecho más que empezar, y cuando se ponga en vigor la nueva ley, veremos más (y peores) consecuencias. No solo es que se eliminen asignaturas (como muy acertadamente reflexiona Fernando o Eduideas) o que se empecinen en segregar (véase en Valles y Cumbres) y encima convenciéndonos de que si mi nene no está al lado del magrebí de turno será mucho mejor, como mejor es la escuela con bilingüismo, como mejor es el Bachillerato de la excelencia. ¿Qué hacer? ¿Seguir ignorando a ese 70% (tirando por lo bajo) de profesorado que ni secunda huelgas ni acude a manifestaciones y chuparte las tropecientas movilizaciones semanales con el escudo infatigable delante de los ojos? ¿Seguir quemándote viendo cómo el paisaje de camisetas verdes escasea cada vez más? ¿Seguir impugnando horarios ilegales para que en diciembre cambien las leyes y te dejen con el culo al aire y la expresión de estupidez en el rostro? Se trata de participar o no en una respuesta frente a todas estas agresiones, en extender un modelo de sociedad injusta, clasista e insolidaria o ponerle freno. Sucumbir al fatalismo o aferrarse al clavo ardiendo de la utopía en la que un ejemplo positivo redundará en una reacción por parte de los demás profesores que están sufriendo los mismos retrocesos. Se trata de buscar salidas en un callejón que no tiene escapatorias. Es difícil no sucumbir al desánimo de ver lo que te rodea. Buena prueba somos el colectivo del profesorado, un sector en teoría preparado, formado y cultivado que no ejerce su labor crítica ni salvaguarda algo que debería ser intocable. Si los profesores, con una carrera a sus espaldas, con el presupuesto de la cultura sobre sus hombros, no suponen ninguna diferencia con el acrítico y pasota ciudadano que pese a lo que está viendo sigue votando al PP (en Galicia sorprendentemente parece que van rumbo a la mayoría absoluta) o con el pasivo e indiferente estudiante de universidad que ha tenido que pagar casi el doble de lo que pagaba y se encoge de hombros y se enchufa sus cascos a los tímpanos, entonces la sociedad está preparada a cualquier rescate externo, a cualquier recorte reprobable, a cualquier medida opresora que justifique cargas policiales y declaraciones inadmisibles de un político, a cualquier corruptela diaria, a cualquier ley retrógrada, a cualquier populismo barato, a cualquier retórica contumaz y hueca. A cualquier locura. |